En junio de 2023 fue distinguida con una mención de honor por su prolongado servicio en una ceremonia que tuvo lugar en la residencia del Presidente de Israel. David y Rachel tienen tres hijos, dos de los cuales agentes de policía, y tres nietos. Su vida cotidiana en la ciudad del sur de Israel era apacible y tranquila. Esto es, hasta llegar la nefasta mañana del siete de octubre. 

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En medio de la infiltración de los escuadrones terroristas en Ofakim y los continuos disparos de cohetes, cinco terroristas lograron tomar control de la casa de la familia Edri, donde David y Rachel se encontraban en ese momento, convirtiéndose en rehenes de los agresores. David y Raquel, atónitos, se encontraron ante un peligro mortal y una angustia constante ante los terroristas, armados hasta los dientes. No tenían ninguna salida viable de la casa, y resultaba imposible abatirlos por sus propios medios. Rachel, con agudeza de instintos, comprendió la necesidad de empatizar con los agresores y ganarse su simpatía para prevenir que la hirieran. Mostró un auténtico interés en sabe de dónde llegaron, ahondó en detalles sobre sus vidas y se esmeró por ofrecerles alimentos y bebidas, para calmar la sensación de hambre y evitar que se pusieran nerviosos. Rachel también se dio cuenta de que podía mandar mensajes para colaborar con la policía que rodeaba la casa. Fue al baño varias veces para que los oficiales pudieran verla, estando cada vez acompañada por uno de los terrorristas. Asimismo, le aplicó un vendaje a uno de los atacantes que estaba herido. Hizo un gesto a uno de sus hijos, oficial de policía, quien asediaba la casa, señalando con los dedosel número de terroristas presentes en la morada. Tras 19 horas de puro terror, hacia las dos de la madrugada, lograron las fuerzas especiales tomar control de la casa y rescatar a Rachel y David, poniendo así punto final a la pesadilla.